La diferentes características que tenemos que valorar son las siguientes:
- Confort térmico para que sus pies no suden excesivamente ni estén a altas temperaturas.
- Que tengan un buen agarre para evitar resbalones y caídas.
- Los zapatos tienen que estar preparados para que se adapten al pie perfectamente facilitando el movimiento y sin oprimirlo, evitando así rozaduras y deformidades.
- Amortiguación de los impactos del pie con el suelo al caminar para evitar lesiones y aumentar el confort.
- El interior del calzado tiene que estar bien acabado para no sufrir rozaduras a causa de costuras bastas.
Una de las cosas más importantes a la hora de elegir el mejor calzado para nuestros hijos es que el calzado debe adaptarse a la forma del pie y no al revés. Con el niño de pie hay que probarle los dos zapatos y con calcetines parecidos a los que llevará cuando se los ponga. Un truco para saber la talla de pie del niño es dibujar en un folio la silueta del pie del niño en bipedestación, recortarla y compararla con la suela del zapato que vamos a comprar (en el supuesto de que sea extraíble o introducirla en el zapato para comprobar el ajuste de ésta. Otro modo sería medir el ancho y largo del pie del niño. 
Para saber si un zapato está demasiado apretado debe observar si salen bultos. Comprobar una vez que le quiten los zapatos que no hay ninguna rojez. Vigile que el dedo pequeño no sea oprimido sobre el cuarto.
Compruebe la flexibilidad de un zapato levantando la trasera manteniendo firme la parte de delante sobre una superficie lisa. El calzado debe flexionarse sin dificultad, doblándose por un eje oblicuo de delante hacia atrás y de dentro hacia fuera en la parte más ancha de la suela. Ésta debe coincidir con la línea de flexión de los dedos.
El material de los zapatos debe de ser transpirable y proporcionar un aislamiento térmico adecuado. Recomendamos que sobre el empeine o cercanos a la zona de flexión de los dedos, no haya cosidos ni refuerzos. La suela no debe de ser dura y su espesor debe no ser demasiado ancha para proporcionar sensibilidad y flexibilidad.
El tacón debe ser bajo y ancho. Mirando al niño por detrás y de pie, el ancho del talón, el de la plantilla y el del tacón en contacto con el suelo deberían ser iguales para proporcionar una base estable al talón. Presione con los dedos por la parte interior de la suela en la trasera. El material ha de ser blando, pero no en exceso.